PRESENTANDO MI PASATIEMPO, MI CABLE A TIERRA, CON AMOR DESDE EL ALMA, ES MI PLACER.
Sin importar el estatus social; dejando de lado su color de piel, idioma o religión; a la mujer se la observa, salvo en algunas culturas; como alguien frágil, dependiente en su adultez, de un hombre; con quien, lo ame o no, debe seguir por el resto de su vida.
Hay mujeres que desde su más guerrero e íntimo ser, saben que eso no es así y es por eso que defienden ante todo a su SER MUJER; ellas traen el valor arraigado de generación en generación; y nadie, en ese contexto les hará dudar de ello.
Pero en la vereda de enfrente están aquellas mujeres a las que el dolor las silencia y creen que deben conformar sus días con alguien a quien no aman; buscan basar su afirmación de conformismo en los años que vivieron juntos, en los momentos felices, en los hijos; y así su cotidiano vivir se transforma en pesadilla, en vacío existencial; mutilan su verdadero ser porque creen que algún día todo cambiará por suerte o alguna coincidencia fenomenal que las liberará de tremendo dolor.
Mí mayor placer y llamémoslo misión, por nada del mundo es destruir una pareja, todo lo contrario, es enseñarles que el amor no se mendiga, no son presiones, mucho menos insultos o hasta a veces agresión física; el amor es dar y recibir si es la persona indicada, es sentirse a gusto junto a él, es querer compartir cada momento; y si no es ya la persona indicada, es porque ambos cambiaron y eso es maravilloso!!! Es parte del carrusel de la vida el cual sigue girando, es como el lecho de un río, es continuo cambio y cada segundo el agua que roza las orillas, es distinta. De este mismo modo, querer continuar por confort-mismo, simplemente desgasta a cada uno, los daña y pierden lo más valioso, minutos de esta bella vida, y eso se llama egoísmo. Ambos merecen ser y sentir de verdad.
Por esto MUJER, me dedico a hacerles ver que salir de la zona de minimización que provoca el confort-mismo con una pareja que hace tiempo murió como tal, es sólo cuestión de ponernos las pilas, y tú misma darte cuenta que no eres quien piensas que eres, que detrás de ese dolor hay una gran, bella y fuerte mujer que pronto verá quien es de verdad; y sólo se lanzará a volar ya sin miedos ni a ti, ni a su dolor que él mismo debe curar, ni al qué dirán.